En calles de Temuco
(foto de Estefix)
Duelo de directores
dedicado a un querido amigo
Llegó al cine justo a tiempo para ver la película. Las luces se apagaron y Comenzó a sonar la música inicial. Le ocurría un Menudo, el ambiente que se genera en esos instantes le hacian volver sobre sus pensamientos, evocar imágenes propias, y una vez que comienza la acción, esta le encuentra en lugares lejanos, perdidos entre sinuosas meditaciones. Una leve sensación de fastidio le invadía, deseaba dirigirse una Cualquier otro lugar que no le demandase tan celosa atención y asi poder seguir la trama de sus propios pensamientos. En esos momentos el film se volvía un ogro demandante e impositivo, al entregar Hecho todo, acabado, sin posibilidades de cuestionar, de penetrar en su densidad fotográfica. Era inevitable quebrar su solipsismo o la ida al cine Sería un fracaso ... con un leve gesto se desprendió de sí y con la sensación de quien se deja vencer fácilmente, prestó atención a la trama de la película ...
Era bastante tarde cuando salió del cine, y la película había sido mejor de lo que había visto. En estas ocasiones su ánimo se encendía de manera inusual, la experiencia debía comentarla con alguien y así de alguna forma, inseminar la creación redonda, perfecta e impermeable del séptimo arte. Buscó entre la concurrencia algún alma inquieta, con disposición a socializar, pero debido al frío de la noche, o a la poca costumbre de la gente de hablar con extraños, en un par de minutos el salón de entrada quedó vacío.
Caminó por la avenida poniendo atención si divisaba algún viejo conocido o conocida con quien conversar, anhelaba un encuentro fortuito, de esos que en otras circunstancias siempre le incomodaban. Se volvía a repetir la paradoja de rehuir de las personas, no tenía muy claro de qué forma se alejaba, Cual era el momento en que el otro le molestaba, carecía de interés, o simplemente le irritaba. No Sabía con exactitud si se volvía absolutamente predecibles o rotundamente extraño y lejano de si. Ambas sensaciones se mezclaban de manera Simultánea de ahí la confusión. Aún faltan palabras para describir Expresar y cierto tipo de sensaciones-pensaba-.
Sin embargo, en esos momentos, luego de la película, anhelaba la vida social, a pesar de las Frivolidades que le son inherentes, de los tantos protocolos mal aprendidos. Necesitaba que otros fuesen testigos y aún mejor partícipes de la perturbación de la secuencia Fílmica, del totalitarismo de la trama de imágenes en movimiento. Era en estos momentos cuando la soledad se volvía insoportable. -Por qué las personas no aparecen en el momento oportuno-se preguntaba-, siempre lo hacian en momentos inconvenientes. Hace algo más de dos meses que se había cambiado de casa, a nadie había dado su dirección. Cuando recordó en una oportunidad se encontró con un compañero de universidad, casi esquivándole le contó que andaba de paso, que había encontrado un buen lugar para vivir en una ciudad cercana.
Mientras caminaba pensaba que no debía ser vergonzante la tendencia a estar o quedar solo como en general se muestra en televisión y en las películas, sino muy por el contrario. Es previsor y saludable el ánimo para aprender a estar en verdadera soledad-pensaba,-no esperar nada de nadie y que nadie espere nada de uno. Dar vuelta la soledad como si fuese un vistoso chaleco que ahora sólo luce y abriga para su interior, Deshacerse de las dependencias y las estrategias forzadas de tolerancia. Es hasta heroico y liberador, se decía con seguridad y autoconvencimiento. De seguro que otros pensarían que su actitud sólo trasluce mezquinos sentimientos de aprecio y cariño hacia los demás, un déficit en la Capacidad de empatizar con otras vidas, pero había llegado a la conclusión que era exacta y diametralmente lo contrario. Era un exceso de empatía lo que le alejó casi definitivamente de las gentes. La facilidad con la que adoptaba y hacia suyas las experiencias de los demás, le hacía decaer extraños en estados de enajenación, lapsos de angustia y ansiedad. Entrar en la vida de los otros, a través de sus conversaciones compungidas y ahogadas le permitia sobre todo ver el lado oculto e indeseable, aquél que no se quiere ver, esa oscura línea divisoria que vuelca a los espíritus hacia su interior, delineando su infelicidad . Sólo le bastaba escuchar unos instantes en tono amistoso, alguna infidencia , hablar sobre sus logros personales, sobre sus temores, sus sentimientos, para que comenzara a andar Dentro de sí un engranaje que arrasaba con su ser hasta dejarle desolado y vulnerable. Recordaba que esa Capacidad de transparentarse, ver y percibir a los demás, antaño le hicieron valerse un lugar importante es la vida de sus cercanos, Dado que lograba una conexión casi mística, las gentes buscaban su palabra, escuchaban atentos sus consejos y reflexiones. ¿No era eso acaso cariño hacia los demás?-pensaba-. Pero le sucedió que este ejercicio comenzó poco a poco a degradarle, disminuirle, hasta anularse, por ello poco a poco fue evitando las Conversaciones íntimas y personales, y paulatina hasta definitivamente Alejarse de las reuniones sociales.
Era sólo en ocasiones como esta que aullaba dentro de sí su espíritu de lobo gregario , el llamado del tótem y el clan, por decirlo en otras palabras. Y es que esta vez, necesitaba reunir a los testigos del crimen, los espectadores de la nueva articulación del guión y de la historia.
Siguió su camino por la avenida en dirección a su casa. Tomo ese camino más transitado para aumentar las probabilidades de un encuentro, Aún así no se divisaba a nadie en las calles. Dobló en la última esquina aún con la esperanza de que apareciera alguien, ahora pensaba en cualquier persona, todas le significaban un potencial conversador. A lo lejos divisó una silueta que caminaba en su dirección. Pensó algunas artimañas como preguntar la hora, aunque preguntar por una dirección sería más adecuado, ya que haría la interacción más duradera y con ello aumentaban las posibilidades de iniciar un diálogo. Pero la silueta desvio su camino en una esquina y desapareció.
Dobló la esquina del parque, hacia el pasaje de la casa donde vivía, Aun no aceptaba la idea de no comentar con nadie la película, volver a la soledad de su habitáculo y con ello reafirmar el monólogo impositivo del director. Antes de abrir la reja una brillante estrella en el cielo desvió su atención. Luego se encendieron las luces, efusivos y espontáneos aplausos retumbaron en sus oídos, al parecer la película había estado buena y no sabia si había vivido una experiencia de sonambulismo o si realmente y contra todo pronóstico se había dormido. Se levantó del asiento con una fuerte sensación de miedo y perplejidad. A lo lejos divisó una una compañera que no veia desde hace meses, tal vez años . Se acercó a ella para poder comentar la película y tratar de resolver aquello que le estaba ocurriendo. Lo hizo atropelladamente entre la audiencia y le tocó el hombro ya que parecía que no le había visto. Ella le dijo con tono de hastío - ¡otra vez tú! Fue tal lo inesperado de la respuesta que creyó que ésta se había equivocado de persona, que no le había reconocido. Le dijo quien era, como se llamaba y de dónde se conocían. Ella le miró con gesto despectivo, sonrió al par de amigos que le acompañaban, y pidiendo permiso se esfumó rápidamente.
Con notoria contrariedad Caminó hacia la plaza central, se dirigió a la banca y se sentó a mirar a los transeúntes. La película le era familiar, y como siempre carecía de trama, pero era mejor así, mucho mejor, Porqué esta vez y como siempre sería su único director.
FIN
Gabriela Garcés, Julio 2007.
Recibo críticas, le falta trabajo, pero me gustaría conocer vuestra opinión
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