martes, 13 de febrero de 2018

Mundos Aparte - Simplificación de la Vida y Conciencia de proceso

El mundo se ha vuelto muy complejo para comprenderlo a partir de la simple experiencia vivida, que a su vez se basa y origina en la complejidad del mundo post /transmoderno. Experiencia que justamente ha sido simplificada, revestida de comodidad y entretenida con luces voladoras de vitrinas y melodías de consumo, rutinas, espectáculos, viajes y medios de pago. Estas experiencias constituyen formas de vida clausuradas, artificialmente apartadas de su matriz;  así como los llamativos colores, formas y diseños de los tejidos de indochina difícilmente por sí mismos reflejan la realidad de precariedad y explotación infantil que les da origen, es impensable que el estilo de vida prototípico de nuestra sociedad en todas sus variantes,  refleje o recuerde dinámicas de desigualdad y violencia estructural.
El fin justifica los medios para el pensamiento renacentista y liberal del siglo XVI, en tiempos en que el capitalismo se consolidaba sobre la conformación de los Estados Nacionales en Europa, el fin era el poder que se ejercía sobre un territorio haciendo posible la competición y primacía de un Estado por sobre otros, brindando un bienestar a quienes habitaban dentro de esa jurisdicción, es decir, el fin se asociaba con el interés y bienestar de alguna población asociada a alguna identidad nacional-territorial (por reducida que esta fuera). Esta premisa extrapolada a nuestra  época adquiere un matiz diferente, una vez expandido el mercado y consolidado en el sistema-mundo, el fin justifica los medios para el interés y/o bienestar  de alguna población esta vez anónima y de base no territorial, beneficiarios que viven  los privilegios, en su mayor parte heredados de forma transgeneracional,  mientras la otra población conformaría los medios justificantes, distribuidos en un espectro de niveles con mecanismos de conformidad ad hoc.
El bienestar como concepto acuñado en el marco de un proyecto político de connotación colectiva,  en la actualidad se diluye al desprenderse de estas asunciones y pasa a conformar un valor de naturaleza individual, el interés individual entonces, reclama y adquiere pretensión de validez, de legítima razón, de justificación de medios.

La simplificación de la vida, como mecanismo de conformidad ad hoc,  es decir, como recurso funcional a ciertos fines en que las tecnologías tienen un papel fundante,  requiere de los sujetos y colectivos obediencia, conformidad y censura. Por obediencia se entiende el acatamiento de un límite auto-impuesto que toma la forma de desinterés por comprender (la panorámica completa) y de conformidad con la forma de vida y (parcela de) realidad vivida. En esta censura hay un ejercicio de negación, de lobotomía autoinflingida o de esclavitud autoinducida, en la línea de lo planteado por Byung- Chul Han, que primero se desentiende y luego anula la conciencia de proceso, de la matriz de origen de las formas de vida y de la experiencia vivida.

Lo anterior en buena medida es observable en el hecho de que la comprensión de la complejidad del mundo actual no es puesta a disposición de todas las personas por igual:  Si una buena parte de los sistemas educacionales, donde se selecciona lo considerado relevante a ser traspasado a las generaciones siguientes,  no brindan las herramientas necesarias para comprender desde una perspectiva histórica-procesual e integrada la complejidad de la experiencia de vida en un entorno social, económico,  medioambiental, tecnológico, es porque ese desconocimiento es necesario para el funcionamiento del sistema-mundo y su distribución de poder. Este análisis está lejos de ser novedoso,  pero en sus efectos resulta interesante observar cómo estas lógicas de encubrimiento y censura, capturadas y moduladas por el sentido común, dan cuerpo y performan  acciones  e interacciones cotidianas; en la modalidad de prejuicio, estigma, apatía y discriminación que lubrican  los mecanismos y engranajes de la diferenciación social.

En primer lugar, es posible observar  la naturalización  de un sustrato ético-moral enraizado a esta lógica de simplificación y practicidad, por ejemplo la tendencia de asociar lo bueno, óptimo o deseable con la capacidad de poder adquisitivo de personas y  grupos sociales de pertenencia,  omitiendo una serie de dinámicas socio-históricas, es una operación que el sentido común realiza de forma casi automática, instantánea. Así como la mujer aprende a jugar las cartas del patriarcado y hace uso de esas reglas para sus intereses individuales, así como resulta más fácil mirar con desconfianza la inmigración internacional. Estas operaciones simplificadoras posicionan a los sujetos, en la mayoría de los casos ficticiamente del lado del poder y de los fines del sistema. Es una fórmula más fácil, evasiva, apegada a la sonrisa y al goce. La conciencia práctica que se adapta y lubrica a las condiciones estructurales, se sobrepone al cuestionamiento ético, desplazando a la compasión, empatía por la funcionalidad.

Para los sujetos simplificados y simplificadores, la acción de contrapartida es percibida como conflictividad, amargura  e incluso mal gusto. Adoptando un juicio moral desprendido de su procedencia socio-histórica y económica, como señala Irene Nemirovsky, en su novela El Maestro de Almas, donde un inmigrante griego de ascendencia árabe,  describe su asombro al conocer a una mujer francesa de la alta burguesía:   la diferencia (entre ella y tu), se reduce sólo a que ella pertenece a una raza que durante siglos ha sido preservada del hambre, que no ha tenido que ingeniárselas para comer, como nuestros padres y nosotros, y que puede permitirse el lujo del desinterés y el honor, a diferencia nuestra. (...) Yo nunca había visto eso. Un ser humano sin vanidad, sin egoísmo ni avaricia, para quien el dinero y los bienes de este mundo no significan nada. [op.cit, 2017:77).
La conciencia acritica eventualmente puede confundirse con una estética y valoración propia de la clase dominante, las filosofías zen y orientales podrían eventualmente y de forma superficial,  servir de ideología/filosofía de vida para esta simplificación de la vida.

La elegancia en evitar el conflicto es puesta en tensión con la vivencia misma en la sociedad latinoamericana.
Existen entonces síntomas generales de adecuación y divergencia ante la simplificación y clausura de origen: La vivencia politizada de América Latina y nuestras sociedades en vías al desarrollo,mediante propuestas de transmodernidad, epistemologías del sur que incorporan la comprensión de procesos históricos en desarrollo que son actualizados de forma cotidiana en las situaciones y escenarios socioculturales de interacción y socialización.


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