sábado, 29 de julio de 2017

Sobre la maleabilidad de la naturaleza humana

La maleabilidad humana es un tema que desde hace bastante tiempo aparece en mis reflexiones y cuestionamientos, como una curiosidad, pero también por una preocupación más profunda. Esta maleabilidad es la condición humana base de la emergencia de los sistemas simbólicos de comunicación que hacen posible el traspaso de experiencias, conocimientos y propósitos de una generación a otra y que ha dado sentido a nuestra evolución como especie humana. Asimismo es la condición que está en la base de la necesidad de construir sociedades mas integradas que logren configurar unidades cohesionadas (familias y otras instituciones) óptimas para la endoculturación o socialización. Por otra parte, es la constante y latente  amenaza que fragiliza y pone en riesgo cualquier atisbo de consenso y organización social, (maleabilidad como mecanismo de ruptura y cambio social). Esta amenaza oscila en un amplio espectro de funestas posibilidades. Basta un ser humano que crezca desprovisto de las vestiduras culturales para que devenga en un ser bestial. Basta un niño que crezca en el abuso y el desamor para que devenga en un ser carente de empatía y probablemente un psicópata. Basta una sociedad que legitime la violencia de Estado  para dar a la luz una guerra y una guerra puede terminar con una civilización. Basta una generación que crezca amparada sólo en su propia naturaleza para dar fin a miles de años de historia. Basta un pueblo que sea invadido por credos dogmáticos con fines expansionistas para retroceder en los derechos de equidad de género y de autodeterminación de pueblos indígenas. Basta una sociedad nacional que no promueva la cultura y las artes para crear una sociedad sin memoria, obediente y disciplinada funcional al modelo económico hegemónico.
La gran maleabilidad humana, esa condición que nos ha permitido sobrevivir y adaptarnos a contextos, territorios y geografías tan diversas tiene esa doble implicancia es una condición de amenaza constante que es cautelada por la institucionalidad social, por la arquitectura de leyes, normas, religiones. Es el techo de la escalada o es el principio que plasma, que evidencia, que constata la  naturaleza profundamente social de los seres humanos y por lo tanto la dependencia a ella. De ahí el interés de la política, de ahí la importancia de este quehacer-fundante  tan desprestigiado.  

Problematización: La maleabilidad como condición que también nos libera, de las verdades antropomórficas, como señala Nietzche el instinto como naturaleza vital. 

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