sábado, 12 de agosto de 2017

Valoración de la identidad cultural, promoción de la salud mental y espiritual.


Fueron muchos casos en que las abuelas, abuelos, madres y padres ocultaron la identidad cultural y  lengua mapuche a sus nietos, hijos e hijas como “un gesto de amor” así lo describe Jessica Huenteman quien narró su experiencia como niña y mujer mapuche en el Seminario Araucanía Cultural organizado en la UCTemuco. Asi también nos lo contó el lonko Miguel Treumún en una conversación sostenida recientemente en Carahue. Este ocultamiento  se extendió durante decenios: para  que pudieran  defenderse en los litigios de tierras, para que en la escuela no los maltrataran, para que en el pueblo no fueran tan discriminados, para que en el comercio no fueran engañados, etc.  Con el transcurso del tiempo ese gesto de amor y de protección hacia las nuevas generaciones, significó  una pérdida creciente  de la lengua y  de la cosmovisión mapuche: los valores, normas y regulaciones  que orientaban la vida de las comunidades y la formación integral de la persona; el  Az che que se compone por la sabiduría (kim che), Rectitud (Nor che), cordialidad (Küme che) y la fortaleza (Newen che), formación sustentada en el respeto y conexión con los otros seres vivos y  elementos de la naturaleza. Un aprendizaje que era traspasado de generación en generación.
Esta acción  de ocultar para proteger significó el tener que negar una identidad y una cosmovisión  y reemplazarla por el sistema  de valores,  creencias, y regulaciones sociales de la cultura chilena-occidental,  la  que  históricamente se construye en el distanciamiento y diferenciación de los pueblos originarios, teniendo como referente y aspiración  asimilarse a lo europeo-occidental, esto es,  blanqueando y negando el origen mapuche e incluso el mestizaje. Sin embargo,  en la Araucanía a diferencia de las regiones del centro del país  donde el modelo de  industrialización de a mediados del siglo XX consolidó grandes centros urbanos que atrajeron a  grandes masas de población campesina chilena y mapuche. En la Araucanía, persistieron formas tradicionales de economía agraria; traspasándose de forma intergeneracional el apego a la tierra,  las faenas  según los ciclos de la naturaleza, la vida comunitaria, etc. A su vez,   también  se traspasaron  a través de la sangre, los pómulos altos y los ojos achinados,  como canta Quelentaro,  y  una morenidad  que la chilenidad no ha aceptado y que ridículamente parece incomodarle.
Llevando esta reflexión al tema de la prevención planteo que todo ello se relaciona con el trauma histórico e intergeneracional que en palabras de Mitchell, autora Canadiense,  los pueblos originarios en general  y el pueblo mapuche en particular ha sufrido.  Trauma que radica en el despojo, desvalorización y pérdida de una cosmovisión milenaria, de un territorio y de una identidad personal y colectiva. Este trauma social ha impactado e impacta en las personas y  puede manifestarse como auto estigma, aislamiento, depresión, alcoholización y marginación. Y a nivel social con la desintegración  y pérdida de los lazos de apoyo comunitario.  En este sentido se plantea que  la sanación de ese trauma, en uno de sus aspectos paradójicamente resignificado  como un gesto de amor y protección, pasa por el re-conocimiento y  revalorización de los orígenes y de la cultura. En palabras de Elicura  conocer y aceptar nuestro  espejo físico y espiritual, aprender a amar y conocer lo que nos ha tocado vivir en la Araucanía.  Esta vez el gesto de amor, que otrora significó el ocultamiento y pérdida cultural, puede ser devuelto desde la sociedad nacional, con la aceptación  y reconocimiento oficial a un pueblo, una cultura y una sabiduría que en palabras de Elicura Chihuailaf está contenida en el libro fundamental de los pueblos nativos en general y del pueblo mapuche en particular: la naturaleza. 

Gabriela Garcés

2016



No hay comentarios:

 Escapismo ilógico I Desperté abrumada,  no había alcanzado a resolver el dilema durante el sueño y aún tendría que esperar por una señal má...