El mundo se ha vuelto muy complejo para comprenderlo a partir de la simple experiencia vivida, que a su vez se basa y origina en la complejidad del mundo post /transmoderno. Experiencia que justamente ha sido simplificada, revestida de comodidad y entretenida con luces voladoras de vitrinas y melodías de consumo, rutinas, espectáculos, viajes y medios de pago. Estas experiencias constituyen formas de vida clausuradas, artificialmente apartadas de su matriz; así como los llamativos colores, formas y diseños de los tejidos de indochina difícilmente por sí mismos reflejan la realidad de precariedad y explotación infantil que les da origen, es impensable que el estilo de vida prototípico de nuestra sociedad en todas sus variantes, refleje o recuerde dinámicas de desigualdad y violencia estructural.
El fin justifica los medios para el pensamiento renacentista y liberal del siglo XVI, en tiempos en que el capitalismo se consolidaba sobre la conformación de los Estados Nacionales en Europa, el fin era el poder que se ejercía sobre un territorio haciendo posible la competición y primacía de un Estado por sobre otros, brindando un bienestar a quienes habitaban dentro de esa jurisdicción, es decir, el fin se asociaba con el interés y bienestar de alguna población asociada a alguna identidad nacional-territorial (por reducida que esta fuera). Esta premisa extrapolada a nuestra época adquiere un matiz diferente, una vez expandido el mercado y consolidado en el sistema-mundo, el fin justifica los medios para el interés y/o bienestar de alguna población esta vez anónima y de base no territorial, beneficiarios que viven los privilegios, en su mayor parte heredados de forma transgeneracional, mientras la otra población conformaría los medios justificantes, distribuidos en un espectro de niveles con mecanismos de conformidad ad hoc.
El bienestar como concepto acuñado en el marco de un proyecto político de connotación colectiva, en la actualidad se diluye al desprenderse de estas asunciones y pasa a conformar un valor de naturaleza individual, el interés individual entonces, reclama y adquiere pretensión de validez, de legítima razón, de justificación de medios.
La simplificación de la vida, como mecanismo de conformidad ad hoc, es decir, como recurso funcional a ciertos fines en que las tecnologías tienen un papel fundante, requiere de los sujetos y colectivos obediencia, conformidad y censura. Por obediencia se entiende el acatamiento de un límite auto-impuesto que toma la forma de desinterés por comprender (la panorámica completa) y de conformidad con la forma de vida y (parcela de) realidad vivida. En esta censura hay un ejercicio de negación, de lobotomía autoinflingida o de esclavitud autoinducida, en la línea de lo planteado por Byung- Chul Han, que primero se desentiende y luego anula la conciencia de proceso, de la matriz de origen de las formas de vida y de la experiencia vivida.
Lo anterior en buena medida es observable en el hecho de que la comprensión de la complejidad del mundo actual no es puesta a disposición de todas las personas por igual: Si una buena parte de los sistemas educacionales, donde se selecciona lo considerado relevante a ser traspasado a las generaciones siguientes, no brindan las herramientas necesarias para comprender desde una perspectiva histórica-procesual e integrada la complejidad de la experiencia de vida en un entorno social, económico, medioambiental, tecnológico, es porque ese desconocimiento es necesario para el funcionamiento del sistema-mundo y su distribución de poder. Este análisis está lejos de ser novedoso, pero en sus efectos resulta interesante observar cómo estas lógicas de encubrimiento y censura, capturadas y moduladas por el sentido común, dan cuerpo y performan acciones e interacciones cotidianas; en la modalidad de prejuicio, estigma, apatía y discriminación que lubrican los mecanismos y engranajes de la diferenciación social.
En primer lugar, es posible observar la naturalización de un sustrato ético-moral enraizado a esta lógica de simplificación y practicidad, por ejemplo la tendencia de asociar lo bueno, óptimo o deseable con la capacidad de poder adquisitivo de personas y grupos sociales de pertenencia, omitiendo una serie de dinámicas socio-históricas, es una operación que el sentido común realiza de forma casi automática, instantánea. Así como la mujer aprende a jugar las cartas del patriarcado y hace uso de esas reglas para sus intereses individuales, así como resulta más fácil mirar con desconfianza la inmigración internacional. Estas operaciones simplificadoras posicionan a los sujetos, en la mayoría de los casos ficticiamente del lado del poder y de los fines del sistema. Es una fórmula más fácil, evasiva, apegada a la sonrisa y al goce. La conciencia práctica que se adapta y lubrica a las condiciones estructurales, se sobrepone al cuestionamiento ético, desplazando a la compasión, empatía por la funcionalidad.
Para los sujetos simplificados y simplificadores, la acción de contrapartida es percibida como conflictividad, amargura e incluso mal gusto. Adoptando un juicio moral desprendido de su procedencia socio-histórica y económica, como señala Irene Nemirovsky, en su novela El Maestro de Almas, donde un inmigrante griego de ascendencia árabe, describe su asombro al conocer a una mujer francesa de la alta burguesía: la diferencia (entre ella y tu), se reduce sólo a que ella pertenece a una raza que durante siglos ha sido preservada del hambre, que no ha tenido que ingeniárselas para comer, como nuestros padres y nosotros, y que puede permitirse el lujo del desinterés y el honor, a diferencia nuestra. (...) Yo nunca había visto eso. Un ser humano sin vanidad, sin egoísmo ni avaricia, para quien el dinero y los bienes de este mundo no significan nada. [op.cit, 2017:77).
La conciencia acritica eventualmente puede confundirse con una estética y valoración propia de la clase dominante, las filosofías zen y orientales podrían eventualmente y de forma superficial, servir de ideología/filosofía de vida para esta simplificación de la vida.
La elegancia en evitar el conflicto es puesta en tensión con la vivencia misma en la sociedad latinoamericana.
Existen entonces síntomas generales de adecuación y divergencia ante la simplificación y clausura de origen: La vivencia politizada de América Latina y nuestras sociedades en vías al desarrollo,mediante propuestas de transmodernidad, epistemologías del sur que incorporan la comprensión de procesos históricos en desarrollo que son actualizados de forma cotidiana en las situaciones y escenarios socioculturales de interacción y socialización.
martes, 13 de febrero de 2018
sábado, 10 de febrero de 2018
Soledad 2.0
Soledad 2.0
Ser y no ser en la
plataforma del ego.
En la superficie
auténtica
de cosmética
profundidad.
Ser comunicante
y dependiente adaptada
de la aprobación
mecanizada
de íconos manuales:
me gusta, no me
gusta,
me asombra, me
encanta.
Ser no comunicante,
sin representación
y existencia
en el espacio donde
todo y nada ocurre.
Pero la soledad a
veces pesa,
y perfora agujeros
en honduras de
carne y de recuerdo.
Ya he destruido
marionetas,
mi ego derrotado
No
encontró un lugar entre esas máscaras.
Recuerdo
haber elegido una policromada
De
tonos luminosos y viajes turquesas,
Pero
no pude sostenerla entre las sombras de mi quietud.
Recuerdo
que elegí una insurrecta
De
consignas, ironías y subversiones
Y
tuve que esconderla,
porque
una táctica
es
necesaria al alma iconoclasta,
las
sombras cobijan a su cuerpo
para
que a su espíritu la luz.
Recuerdo
que elegí una intelectiva
de tonos oscuros y arrugado ceño
Y
la vida me la devolvió rayada
diciendo
que le mentía.
Pensé
en una nueva
Que
de todas aquellas se compusiera
Forcé
las piezas
Intenté
encajarlas y no hubo máscaras,
Fue
una extraña ecuación.
Heme
aquí aun buscando presencias.
Gabriela
Garcés, 2017
Poemario antiguo y pensamientos variados
Siempre he necesitado
la soledad y un cadáver cercano que recuerde mi condición de ser-vivo-viviente.
Amo la belleza de las
flores marchitas y las polillas muertas
que exponen la realidad
de polvo…
Que se esparce en mi mundo habitación.
2005
Piel de oveja
Debiste haber nacido
en otro tiempo, piel de oveja,
de conflictos,
guerras, revoluciones
Y no de ésta
paz de cementerio
Que tiñe todo de
ceniza.
Debiste haber
nacido en otro espacio, piel de oveja,
tierras hostiles, mares agitados
Praderas encendidas de
rosas negras y rojas
paisaje trizado en que
las nubes se estrellan,
los árboles se arañan,
y las olas se quiebran
Debiste haber nacido del
otro sexo, piel de oveja,
Y escapar de esas
contracciones,
De esa cárcel que te aprieta
De ese llanto que te
nombra
Debiste haber
llorado, piel de oveja,
Cuando nadie resistió tus guerras
Sin embargo ríes y miras
con expresión de indiferencia
Si, el conflicto es tu
motor
Piel de oveja,
y te has
vestido de seda y algodones
Solo para no caer tan
fuerte en el muro de los días.
2005
viernes, 9 de febrero de 2018
Decálogo para Visitar un Bosque
DECÁLOGO PARA VISITAR UN BOSQUE
Antes de
ingresar por el sendero y de avanzar sobre esforzadas raíces y bajo cándidas
copas, detente un momento para preparar
tu mente y sentidos a una experiencia
diferente.
Piensa que
el bosque en su estar quieto y prolongado existe, y en un generoso esfuerzo
de ser conocido por otros seres y especies reside una gran riqueza. Es
entonces misión del visitante lograr comprender y descifrar el secreto que atesora en su interior. A continuación les dejo algunas pistas que pueden ayudar:
1.- Piensa y siente que estás en un espacio de tiempo,
historia y memoria, donde diversas
especies mutuamente implicadas y adaptadas, han desarrollado y compartido sus trayectorias
de vida. Considera entonces que estas ingresando en una gran vivienda, una
comunidad que ha trascendido y persistido en distintos tiempos.
2.- Haz de cuenta que te presentas frente a un consejo de
ancianos, cortezas robustas de formas
sinuosas, con barbas solemnes y ramajes que en su culto y búsqueda solar han desplegado su habilidad de altura. Sus formas de vida han tejido equilibrios dinámicos
y sutiles con otros seres.
3.- Considera que allí también habita la infancia del bosque,
semillas en pronta germinación, germinadas y almácigos que afloran tímidos entre la alfombra de hojas multicolores. También habitan microorganismos,
insectos, aves y mamíferos, todos en comunidad han devenido en ronda evolutiva y han configurado
ese paisaje que ahora observas.
4.- Entonces, resulta necesario que te solicites un permiso
interno de vaciamiento y de no invasión. El bosque es un lugar de exploración
sensorial auténtica. Por respeto a esa comunidad y por respeto a ti mismo:
5.-Al ingresar inspira profundo, siente los aromas del lugar
y llena tus pulmones de este nuevo aire.
Al caminar busca el ritmo de tu respiración y que tus pasos sigan ese compás.
6.- Debes buscar el silencio, primero oír tus pisadas, el
sonido de las hojas, continúa buscando el silencio y oirás el cantar de aves, de
insectos, el crujido y roce de los ramajes al viento.
7.- Debes liberar, sentir tus manos y palpar la rugosidad de los troncos y cortezas, la
textura suave de las hojas, la ternura
de los musgos, leer con tus dedos la creatividad añosa que han legado los antiguos.
8.- Limpia tu mirada
distinguiendo la gama de colores verdes, amarillos, rojos y marrones que
el paisaje próximo te ofrece, percibe el juego de la luz entre la fronda, las
arquitecturas que forman musgos, helechos y arañas en la tierra, en los troncos
y en la roca.
9.- Si encuentras un curso de agua, siente su frescor en tu
rostro y manos. Continúa tu camino silencioso y de contemplación, tu mente
estará más receptiva y a la vez despejada de las distorsiones y negatividades
propias de la vida urbana en una sociedad competitiva y de consumo.
10.- De pronto ingresarás en un nuevo estado de conciencia, pensarás en cuestiones fundamentales acerca de ti mismo, de tu vida y de nuestra
existencia. En este punto habrás descifrado el secreto tesoro del bosque.
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