DECÁLOGO PARA VISITAR UN BOSQUE
Antes de
ingresar por el sendero y de avanzar sobre esforzadas raíces y bajo cándidas
copas, detente un momento para preparar
tu mente y sentidos a una experiencia
diferente.
Piensa que
el bosque en su estar quieto y prolongado existe, y en un generoso esfuerzo
de ser conocido por otros seres y especies reside una gran riqueza. Es
entonces misión del visitante lograr comprender y descifrar el secreto que atesora en su interior. A continuación les dejo algunas pistas que pueden ayudar:
1.- Piensa y siente que estás en un espacio de tiempo,
historia y memoria, donde diversas
especies mutuamente implicadas y adaptadas, han desarrollado y compartido sus trayectorias
de vida. Considera entonces que estas ingresando en una gran vivienda, una
comunidad que ha trascendido y persistido en distintos tiempos.
2.- Haz de cuenta que te presentas frente a un consejo de
ancianos, cortezas robustas de formas
sinuosas, con barbas solemnes y ramajes que en su culto y búsqueda solar han desplegado su habilidad de altura. Sus formas de vida han tejido equilibrios dinámicos
y sutiles con otros seres.
3.- Considera que allí también habita la infancia del bosque,
semillas en pronta germinación, germinadas y almácigos que afloran tímidos entre la alfombra de hojas multicolores. También habitan microorganismos,
insectos, aves y mamíferos, todos en comunidad han devenido en ronda evolutiva y han configurado
ese paisaje que ahora observas.
4.- Entonces, resulta necesario que te solicites un permiso
interno de vaciamiento y de no invasión. El bosque es un lugar de exploración
sensorial auténtica. Por respeto a esa comunidad y por respeto a ti mismo:
5.-Al ingresar inspira profundo, siente los aromas del lugar
y llena tus pulmones de este nuevo aire.
Al caminar busca el ritmo de tu respiración y que tus pasos sigan ese compás.
6.- Debes buscar el silencio, primero oír tus pisadas, el
sonido de las hojas, continúa buscando el silencio y oirás el cantar de aves, de
insectos, el crujido y roce de los ramajes al viento.
7.- Debes liberar, sentir tus manos y palpar la rugosidad de los troncos y cortezas, la
textura suave de las hojas, la ternura
de los musgos, leer con tus dedos la creatividad añosa que han legado los antiguos.
8.- Limpia tu mirada
distinguiendo la gama de colores verdes, amarillos, rojos y marrones que
el paisaje próximo te ofrece, percibe el juego de la luz entre la fronda, las
arquitecturas que forman musgos, helechos y arañas en la tierra, en los troncos
y en la roca.
9.- Si encuentras un curso de agua, siente su frescor en tu
rostro y manos. Continúa tu camino silencioso y de contemplación, tu mente
estará más receptiva y a la vez despejada de las distorsiones y negatividades
propias de la vida urbana en una sociedad competitiva y de consumo.
10.- De pronto ingresarás en un nuevo estado de conciencia, pensarás en cuestiones fundamentales acerca de ti mismo, de tu vida y de nuestra
existencia. En este punto habrás descifrado el secreto tesoro del bosque.
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