sábado, 22 de marzo de 2008
Relato:
Bajó del bus apresuradamente, ya había hecho costumbre andar por la vida con actitud de atraso. Se detuvo unos instantes con la leve sensación de que algo le faltaba, -Claro el paraguas!!!. Lo recordó al tiempo en que el semáforo dio el verde y el bus siguió su camino. Era el cuarto paraguas que extraviaba en lo que iba del año. No se explicaba que era lo que tenían estos objetos que su mente los anulaba del presente inmediato con tanta rapidez. A sus amigas les sucedía lo mismo. Una optó por comprarse un paraguas costoso, de una tienda exclusiva, para así sentir más su perdida y cuidarlo. Sin embargo no le había durado más que un par de meses. Pensaba que debían inventar uno con cadena atado al cinturón o la muñeca. Incluso había imaginado que se implementara el sistema cross-reading. Consistente en la rotación de libros olvidados voluntariamente en los bancos de las plazas, en los asientos de autobuses, en los paseos públicos. Imaginaba que al caer la primera lluvia de la temporada Cientos de paraguas multicolores adornarían la ciudad. Colgados de los árboles, de los balcones de los edificios, de las barandas de los puentes, de los paraderos de autobuses, de esta forma seria usados por todos y cuando se necesitaran…
El bus se alejaba con su paraguas dentro. Pronto lo usaría otra persona que se jactaría de de haber encontrado un lindo paraguas rojo. En realidad no era un paraguas muy sofisticado, lo había comprado en un bazar de importaciones, seguro que tendría en alguna parte una pequeña etiqueta que diría made in china, pero le gustaba el color vivaz, su largo estilizado y el mango de arco pronunciado, como signo de interrogación.. Era la tercera vez que lo ocupaba… De pronto un inusitado arrebato de aprensión le impulsó a recuperarlo. La verdad es que era extraño ya que había desarrollado con el tiempo una facultad asombrosa para no afectarse por pérdidas de ningún tipo.
El bus ya se perdía a la distancia y entre el tráfico. Hizo parar un taxi y dijo al chofer que siguiera al bus. Estaba decidida a no perderlo, más que mal, era el cuarto paraguas y era rojo, le gustaba. Además hace un par de días había vivido junto a un amigo un romántico momento al cobijarse bajo su alero. El taxista la miró con curiosidad. –Es que olvide algo importante-le dijo con tono de seriedad. El hombre aceleró adelantando al bus. El taxi se detuvo, ella sin palabras y rápidamente pago la carrera, bajó e hizo detener al bus. En esos momentos no llovía.
Se sentía feliz de haberlo recuperado. Nunca había hecho algo así por una pertenencia. Caminó por el parque franqueado en ambos lados por la avenida central. Un fuerte viento agitó los árboles que soltaron pesadas gotas sobre su rostro, abrió el paraguas que como una flor roja irrumpió en el verde paisaje invernal. Disfrutaba pensando lo bien que se veía con su abrigo ceñido a la cintura y sus botas altas, de vez en cuando se desdoblaba y se imaginaba dentro de una pintura y el paisaje húmedo con tonos pardos y musgos era inspirador. Respiró la humedad atesorada en la tierra, en los musgos que brotaban por doquier, de los troncos, de los techos de las casas, de la fronda del cerro siempre cubierta de motas de nubes. Comenzó a llover, y de pronto un fuerte ventarrón arrebató de sus manos el paraguas y lo arrastro por los aires varios metros hasta estrellarlo contra el pavimento. Quiso correr a buscarlo, pero el viento esta vez lo llevó hacia unas filosas ramas, donde quedo insertado y una fuerte ráfaga hizo estallar sus rayos. Finalmente el paraguas quedó desparramado entre las hojas y el barro cual cadáver ensangrentado. Ella se quedó por unos instantes atónita, paralizada. Sentía las gotas de lluvia recorrer su rostro, su cuello. Comenzó a llover torrencialmente, una bandada de treiles elevó vuelo entre fuertes graznidos. Una suave sonrisa se delineo en sus labios, corrió por el sendero del parque y aunque le pesaba la pérdida, se sentía contenta, liviana sin mas cargas que su abrigo empapado, y sus botas de tacón.
Marzo 2008.
jueves, 20 de marzo de 2008
“Hay que endurecerse sin perder la ternura”
*Che Guevara.
Todos sabemos que hoy en día se valora y sobre-valora la actitud competitiva, de jugar a ganador y con dureza, esto es, no dejarse afectar por ciertas situaciones que puedan alterar nuestro control en el desarrollo de un proyecto específico, una meta personal. Tanto en la vida laboral, de estudios, como también se traspasa esta actitud a la vida cotidiana, el mundo relacional de cada quien.
Todos lo sabemos y lo hemos normalizado, es así y para qué cuestionarlo ¿cierto?, así piensa el sentido común y así se nos enseña a pensar.
(Solo que habemos algunos que nos gusta gastar el tiempo pensando e imaginando posibilidades alternas).
Este modelo cultural de persona es el resultado de dinámicas históricas y sociopolíticas. Pero no entraré aquí en análisis socio-históricos, más bien presentaré una breve reflexión sobre este perfil de persona o carácter cultural generalizado con fines de compartirla con ustedes, ya que tiene relación con nuestras propias experiencias.
Quisiera aclarar aquí que no es mi idea denostar esta valoración, criterio o comportamiento sociocultural definidor de carácter, el del ser exitoso. Ya que si observamos la historia de la humanidad, la fortaleza, rudeza, competitividad han hecho a la humanidad posible.
Pero quiero poner un tema en discusión o más bien plantear una sutil distinción de que pueden ser confundidas en esta conducta aprendida y que tienen por sustrato un sentir diferente. Estas son dos acciones: el sobreponerse y el endurecerse. Ambas son reacciones a un estimulo. La primera nos sugiere una reacción a una sensibilidad, esto es, una acción sobre la reacción. En la segunda se ejercita la acción, ya que la reacción al estímulo es prácticamente anulada. En esta última el endurecerse implica insensibilidad o indiferencia a la sensibilidad.
El primero indica un sujeto sensible que se sobrepone, que tiene la capacidad de sentir y actuar en consecuencia, el segundo es un sujeto indiferente. Endurecido y formado para satisfacerse a sí mismo.
Creemos que es bueno ser sensible y sobreponerse al sufrimiento antes que no sentir nada, aprender esa coraza y valorar solo el orgullo y las ambiciones de tipo individual.
Esta reflexión podemos relacionarla con la formación de los niños, es cierto que el sistema necesita personas competitivas, ambiciosas, ganadoras con proyectos personales fuertes. Para ello es necesario que los niños acrecienten y fortalezcan su ego personal.
Pero también podemos formar niños “exitosos” y sabios, que se sobreponen a los sentimientos de dolor, angustia o miedo. Sentir implica empatía, solidaridad.
Bueno, en un próximo texto seguiré desarrollando esta idea.
Episodio en el bus inter-rural.
La señora que viajaba en el bus a mi lado, pidió al auxiliar una bolsa plástica, su rostro denotaba las nauseas del mareo. En ese momento, junto con ella, esperé que el auxiliar llegara con su urgente petición, sin cruzar una palabra con ella. El auxiliar tardaba, entonces, saqué de mi bolso una pastilla dulce y la di a la señora, le indiqué que con ella estabilizaría su estomago por el asunto de la glucosa.
Ella me miro con signo de amabilidad, mas yo no fui capaz de retribuirle con un dialogo, solo miré mas allá de la ventana y comencé a escribir en mi libreta…
Sobre el origen del impulso, qué fue lo que me motivó a darle una pastilla ¿fue solidaridad, lo hice realmente por ella? ¿O acaso mi organismo a las 8:30 a.m reaccionó con espanto ante la posibilidad de presenciar semejante espectáculo que compromete la vista y otros sentidos aun mas expuestos?
Pienso que en el mismo momento en el cual me hice participe de su petición y esperé a su lado a que llegara el auxiliar, una dialéctica multidimensional se desencadenó dentro de mi
Por un lado la empatía que es posible y real si la situación en la cual se vio envuelta y sobrepasada la señora la he experimentado también. Es decir, puede sentir en ese momento su malestar y su urgencia. Pero el sentir no necesariamente compromete comportamiento y el acto no siempre es fruto de un sentimiento de empatía espontáneo y directo. Entonces, la acción de pasarle la pastilla pudo ser fruto de mi egoísmo como de un sentimiento de solidaridad.
¿Quién conoce los límites de la propia ética?
domingo, 9 de marzo de 2008
sábado, 8 de marzo de 2008
Fugas y pendencias
---Ciudad de vendedores---.Entrenamiento generalizado: vendemos, compramos. Estamos todo el día en eso. Así también vendemos y compramos nuestras vidas, nuestras relaciones, nuestras amistades, parejas, estudios, etc.
¿Qué ofreces?, Ahhh, mmm no me interesan tus mercancías, veré más allá…
Entrevista de trabajo:
¿Habrá quedado algo de mi reflejado en esa entrevista? Luego de seis pruebas de razonamiento lógico, un test de Rorschach y una entrevista “vocacional” se habrà colado algún rasgo de mi personalidad?. En todo el tiempo que duró me esforcé en inhibir cualquier asomo de imaginación e impulso de intuición creativa.
Las preguntas se repetían una y otra vez camufladas de formas distintas. Elaboré un perfil funcional, una máquina de ventas, de ambición y éxito. Alguien dispuesto a transar todo con tal de alcanzar un objetivo materialista. En más de dos horas estuve en esa lógica de pensamiento, fue una actuación desgastante, tuve que pensar y sentir como un vendedor estrella.
-Señores, cual Pedro, he negado tres veces mi tendencia a los libros, a los viajes trashumantes, al aislamiento. ¿Me habré condenado, quedando para siempre bajo penitencia y restringido mi acceso al paraíso de los sabios?
Para peor, sostuve en los cientos de respuestas de alternativas y selección múltiple que me gustaba hablar constantemente de mis éxitos, imponer mis ideas sobre los demás e influir sobre el curso de sus vidas. ¿Con qué cara deberé mirar ahora a mis compañeros de cinco años de formación en antropología?
¿Se habrán contagiado en algo mis sentidos?, ¿la adaptación en tiempo fugaz dejara alguna huella en eso que llamamos personalidad?. Bueno, espero que no y creo que no, de lo contrario no me lo habría cuestionado. Solo me hubiese dejado llevar por la idea de haber adquirido un "nuevo aprendizaje" reforzado en el día a día, en el trabajo, en la vida.
Más allá de la ironía, lo interesante de todo esto, es que es posible dar vuelta el sistema, crear un perfil radical opuesto a la personalidad propia y actuar siguiendo las expectativas del modelo comercial, esto es, pensando desde una racionalidad poco reflexiva, estructurada, práctica y funcional. Y eso justamente es posible mediante una racionalidad reflexiva, imaginativa, contemplativa e intuitiva, que puede ponerse en ese otro lugar, en ese radical opuesto. El Ser imaginativo operativiza las sensaciones y emociones en el acto mismo de conocer y comprender la realidad.
Por eso la imaginación gana, la imaginación al poder !!!!
sábado, 1 de marzo de 2008
El motivo es que las investigaciones que he estado realizando: la tesis de grado, y las etnografías y análisis paralelos desarrollados en distintos ámbitos, están en una etapa conclutoria. Estas últimas pueden situarse dentro de la corriente teórica-contemporánea de la antropología de la vida cotidiana, pero debo aclarar que más allá de estudios sistemáticos conforman un corpus reflexivo y de observaciones de la realidad social, cultural y subjetiva configurado en el transcurso de la experiencia.
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Espacio literario.
Al llegar a la ciudad descendí a la ruta del metro y comencé a buscar tu nombre en las historias que penden de las paredes. Algún mensaje cifrado me aguardaba –pensaba- y es que te gustaban esos juegos de exhibición y clandestinidad. Recorrí todos los túneles por si encontraba un rastro, una respuesta camuflada capaz de retenerme… solo aparecieron historias ajenas. Al subir las escaleras, aún esperaba tu señal y vi el tumulto, el ruido y el desorden, allí me di cuenta que te había encontrado.
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Era una noche de densa niebla en ciudad camaleónica.
Esta tenía especial efecto en sus originales habitantes, quienes enceguecidos buscaban, mediante las convexas antenas que sobresalían de sus sienes, sintonías desde donde sujetarse.
La niebla caía densa, los seres salían de sus aleros, para beberla y se embriagaban y reían. Pero lo que no sabían, era que la niebla que sus antenas absorbían esa noche era el vaho, la exhalación cansada de toda otra ciudad, inmutable, constreñida, amarrada por la soga interminable que arrastra el sol al circundarla. Esa exhalación fue el truco, y la sustancia que impulsó a los habitantes a danzar en medio de objetos encendidos y estrellas apagadas.
2006
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Comienzo a escribir tu nombre
En una hoja de otoño
Que tiende a su seca disipación
Y a la humedad donde perdura.
Comienzo a escribir tu nombre sobre la arena, cercano a las olas
Que amenazan arrasarlo
Que extienden espumas para abrazarlo
Comienzo a decir tu nombre
Cercano a los rieles
Donde el estruendo silencia el susurro
O lo suma a su extraña sinfonía de tránsitos y posibilidades.
Comienzo a danzar tu nombre en un espacio de luces y sombras
Y tu tiendes a esconderme
Y tu tiendes a reconocerme.
2007
Escapismo ilógico I Desperté abrumada, no había alcanzado a resolver el dilema durante el sueño y aún tendría que esperar por una señal má...
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Me han comentado que dejara un rato las reflexiones, que ampliara el espacio literario (como si crear un cuento fuese tan fàcil) pero bueno...