En estos nuevos aprendizajes, al asumir la dirección de un programa de tratamiento del consumo de drogas para adolescentes infractores de ley, varias son las dudas que me asaltan, que brotan de nuevos lenguajes disciplinarios e institucionales. El marco más amplio es el de un programa de sanción que tiene como propósito modelar los comportamientos de jóvenes, que se encuentran cumpliendo una sanción y brindarles apoyo mostrando caminos y formas hacia la integración social, y la reducción del consumo problemático y dependencia a sus adicciones.
El concepto de integración social presupone un contexto pre-existente al cual se debe integrar, es decir, transitar de una posición social de no integrado o excluído a ser un sujeto integrado, incluido que adopta valores, normas, costumbres y expectativas deseables y funcionales al contexto del cual no formaba parte, o al menos no de la manera adecuada.
Sin embargo se está considerando que en ese estar excluído al sistema social más amplio sujeto a un orden jurídico, también existen subculturas con micro ordenamientos, dinámicas interaccionales, que si bien no se encuentras explicitadas en códigos o protocolos formales, están regidas por ciertos valores, roles y funciones. ¿Se considera que estos jóvenes tuvieron que ganar un lugar dentro de ese contexto de exclusión?
¿Y qué hay de ellos, sus mundos de la vida y las construcciones previas?, sus trayectorias de vida en muchos casos dolorosas y del daño adquirido, experiencias traumáticas, marginalidad, violencias, que finalmente decantan en comportamientos trasgresores y oposicionistas, en la comisión de delitos que de acuerdo a la evidencia están muy vinculados al consumo de drogas, principalmente alcohol, marihuana, cocaína y benzodiazepinas.
Las manifestaciones de este daño tienen varios rostros: el desarrollo de habilidades y estrategias de sobrevivencia, adaptativas y trasgresoras, la búsqueda y exploración de la alteración de los estados de conciencia, a través de consumos anestesiantes, la desconexión emocional, y junto con ello comportamientos gananciales, narcisistas, egocentrados y antisociales, la validación entre pares de algunos de estos comportamientos, puestos en contextos subculturales juveniles.
Revisando algunas fichas que contienen las historias de vida, es recurrente la vinculación con instituciones desde muy temprana infancia, vidas con prótesis, una ortopedia institucional construida en un primer momento para suplir y contrarrestar las ausencias y negligencias de los sistemas ecológicos que envuelven a la infancia, y posteriormente en la adolescencia y juventud, para frenar la criminalidad y contener el desborde de esas vidas que van quedando fuera del mundo legal y dentro de subórdenes con un sustrato normativo infractor de ley.
Entonces, ¿Qué mostrarles?, ¿formas de adquirir la otra conciencia?, o el descubrimiento de ellos mismos, o lo amigable, el lado bueno de la sociedad. Los profesionales, equipo interventor ¿deben iluminar esos espacios, deben construir un micro-espacio social adecuado al potencial de integración de los jóvenes?.
sábado, 11 de agosto de 2018
viernes, 3 de agosto de 2018
Futuras distinciones ampararán a lo comunitario
En la actualidad, abundan los discursos y consideraciones respecto de la necesidad de trabajar de forma articulada, complementaria, interdisciplinaria, multidisciplinaria, solidaria, cooperativista, en fin, un sinnúmero de adjetivos que apuntan a la necesidad de fortalecer el trabajo en equipo, énfasis que de por sí presupone una tendencia a la fragmentación y primacía de la individualidad *.
En este marco desarrollo aquí una serie de reflexiones respecto de las formas de reconocer y distinguir méritos profesionales y técnicos vinculados a los desempeños laborales o académicos, procesos que revisten mayor notoriedad en momentos de transición laboral, o de estudios de especialización, que en efecto, es cuando más valen los pergaminos, medallas y laureles que cada quien lleva sobre sí mismo.
Surge de la intención de analizar de manera crítica los mecanismos institucionalizados de reconocimiento del logro individual, los que están asociados a criterios de validación y valoración que circunscriben y recortan al sujeto en su sola unicidad consigo mismo, quien pareciera que en su trayecto vital va superando etapas y abriéndose caminos en medio de la soledad y la nada, desconociendo que muchos de esos logros y méritos son fruto de las interacciones sostenidas con los sujetos próximos. Que muchas (sino todas) las ideas surgen de conversaciones sostenidas en las vivencias compartidas, en el trabajo colaborativo, co-construido y mancomunado de los equipos y grupos de trabajo en el contexto de la construcción de confianzas y de la orientación a propósitos colectivos y compromisos compartidos.
En este contexto, una forma distinta de concebir el logro sugiere la necesidad de cambiar, transformar las formas de evaluación de desempeños individuales, mediante criterios que valoren y validen la participación activa y colaborativa en grupos y equipos de trabajo, la capacidad de superar conflictos y de mantener propósitos y compromisos colectivos a largo de las trayectorias de vida de las personas.
Y es que desde mi experiencia personal, veo que uno de los grandes problemas para desarrollar trabajo en equipo es el personalismo y los egos que encuentran un lugar de validación justamente en el alzarse por sobre los otros, en la sensación acechante, de que alguien tendrá que llenar el único cupo del éxito, en la competencia que adquiere formas de inseguridades, desconfianzas, hostilidades y frustraciones. Es esta una coerción estructural, donde los sujetos integrados debemos ajustarnos y adoptar lógicas de diferenciación y competencia, lo he visto en el mundo laboral institucional, y en el mundo académico donde es aún más acentuado; la individuación y el éxito quedan amparados en carreras eminentemente individuales y por tanto, egocentradas.
En resumen, se plantea entonces que esta naturaleza social de los seres humanos y de la producción de conocimiento y de subjetividades queda subsumida, aletargada y suprimida en estructuras y dinámicas sociales donde prima la individuación y diferenciación de los sujetos, la demarcación parcelada de los logros, dejando fuera la génesis compleja de la creación conjunta.
En este marco es necesaria la pregunta sobre el llamado logro individual, justamente, qué tanto de individual tiene y qué tanto de colectivo.
.
Desde las ciencias sociales históricamente se ha puesto de relieve la naturaleza profundamente social de lo seres humanos, la construcción social del conocimiento, los procesos de socialización, intersubjetividad y ecología de los sistemas sociales donde se configura la persona y su identidad personal y relacional. Asimismo, desde la otra orilla, los hallazgos de la neurobiología en las últimas décadas han develado el modelaje social de la biología, la plasticidad neurológica, el descubrimiento de las neuronas espejo, la modulación cultural de las emociones,y la empatía como aglutinador social que permite la generación de vínculos de solidaridad que estaría grabada en nuestra especie. Todo ello ha abierto un campo de indagación y producción de conocimiento intersticial y coherente con una concepción compleja y dinámica de la realidad.
A pesar de toda esta evidencia que revierte una de las dicotomías fundantes de occidente: la separación sujeto-comunidad, los mecanismos de validación y reconocimiento siguen individualizando el logro, lo que se expresa de forma concreta en la construcción de los curriculum, compendios de estas trayectorias individuales que, formulados en primera persona, presentan y ofrecen a las instituciones a un sujeto protagónico, escindido del soporte humano, organizacional y comunitario que, en muchos casos, hicieron posible el desarrollo y realización de sí mismo.
Entonces, por qué no propiciar los espacios para el reconocimiento del trabajo colaborativo que sustenta y enmarca a las trayectorias de realización profesional y académica individual?, ¿por qué no intentar nuevas formas de reconocimiento y valoración del logro colectivo? pienso e imagino nuevas formas de reconocimiento amparadas en el funcionamiento grupal, en la producción creativa y comprometida del colectivo y de aquellos grupos y equipos de trabajo que llegan a conformar comunidades de aprendizaje y de producción creativa.
Imagino algo así como un sistema de reconocimiento por un lado, de los logros desarrollados por la persona en el trabajo grupal y por otro lado, de haber pertenecido, formado parte de equipos/grupos de trabajo distinguidos: ¿cuántas estrellas tienes por relacionarte de manera empática, colaborativa, creativa y proactiva? ¿Haz participado en grupos de trabajo con alguna de estas distinciones?
Gabriela Garcés, Agosto, 2018.
* Esta tension se vincula no sólo con la neoliberalización de estos espacios de trabajo, sino que de la vida interna misma, pero en esta oportunidad no ahondaré en ese aspecto más filosófico,
En este marco desarrollo aquí una serie de reflexiones respecto de las formas de reconocer y distinguir méritos profesionales y técnicos vinculados a los desempeños laborales o académicos, procesos que revisten mayor notoriedad en momentos de transición laboral, o de estudios de especialización, que en efecto, es cuando más valen los pergaminos, medallas y laureles que cada quien lleva sobre sí mismo.
Surge de la intención de analizar de manera crítica los mecanismos institucionalizados de reconocimiento del logro individual, los que están asociados a criterios de validación y valoración que circunscriben y recortan al sujeto en su sola unicidad consigo mismo, quien pareciera que en su trayecto vital va superando etapas y abriéndose caminos en medio de la soledad y la nada, desconociendo que muchos de esos logros y méritos son fruto de las interacciones sostenidas con los sujetos próximos. Que muchas (sino todas) las ideas surgen de conversaciones sostenidas en las vivencias compartidas, en el trabajo colaborativo, co-construido y mancomunado de los equipos y grupos de trabajo en el contexto de la construcción de confianzas y de la orientación a propósitos colectivos y compromisos compartidos.
En este contexto, una forma distinta de concebir el logro sugiere la necesidad de cambiar, transformar las formas de evaluación de desempeños individuales, mediante criterios que valoren y validen la participación activa y colaborativa en grupos y equipos de trabajo, la capacidad de superar conflictos y de mantener propósitos y compromisos colectivos a largo de las trayectorias de vida de las personas.
Y es que desde mi experiencia personal, veo que uno de los grandes problemas para desarrollar trabajo en equipo es el personalismo y los egos que encuentran un lugar de validación justamente en el alzarse por sobre los otros, en la sensación acechante, de que alguien tendrá que llenar el único cupo del éxito, en la competencia que adquiere formas de inseguridades, desconfianzas, hostilidades y frustraciones. Es esta una coerción estructural, donde los sujetos integrados debemos ajustarnos y adoptar lógicas de diferenciación y competencia, lo he visto en el mundo laboral institucional, y en el mundo académico donde es aún más acentuado; la individuación y el éxito quedan amparados en carreras eminentemente individuales y por tanto, egocentradas.
En resumen, se plantea entonces que esta naturaleza social de los seres humanos y de la producción de conocimiento y de subjetividades queda subsumida, aletargada y suprimida en estructuras y dinámicas sociales donde prima la individuación y diferenciación de los sujetos, la demarcación parcelada de los logros, dejando fuera la génesis compleja de la creación conjunta.
En este marco es necesaria la pregunta sobre el llamado logro individual, justamente, qué tanto de individual tiene y qué tanto de colectivo.
.
Desde las ciencias sociales históricamente se ha puesto de relieve la naturaleza profundamente social de lo seres humanos, la construcción social del conocimiento, los procesos de socialización, intersubjetividad y ecología de los sistemas sociales donde se configura la persona y su identidad personal y relacional. Asimismo, desde la otra orilla, los hallazgos de la neurobiología en las últimas décadas han develado el modelaje social de la biología, la plasticidad neurológica, el descubrimiento de las neuronas espejo, la modulación cultural de las emociones,y la empatía como aglutinador social que permite la generación de vínculos de solidaridad que estaría grabada en nuestra especie. Todo ello ha abierto un campo de indagación y producción de conocimiento intersticial y coherente con una concepción compleja y dinámica de la realidad.
A pesar de toda esta evidencia que revierte una de las dicotomías fundantes de occidente: la separación sujeto-comunidad, los mecanismos de validación y reconocimiento siguen individualizando el logro, lo que se expresa de forma concreta en la construcción de los curriculum, compendios de estas trayectorias individuales que, formulados en primera persona, presentan y ofrecen a las instituciones a un sujeto protagónico, escindido del soporte humano, organizacional y comunitario que, en muchos casos, hicieron posible el desarrollo y realización de sí mismo.
Entonces, por qué no propiciar los espacios para el reconocimiento del trabajo colaborativo que sustenta y enmarca a las trayectorias de realización profesional y académica individual?, ¿por qué no intentar nuevas formas de reconocimiento y valoración del logro colectivo? pienso e imagino nuevas formas de reconocimiento amparadas en el funcionamiento grupal, en la producción creativa y comprometida del colectivo y de aquellos grupos y equipos de trabajo que llegan a conformar comunidades de aprendizaje y de producción creativa.
Imagino algo así como un sistema de reconocimiento por un lado, de los logros desarrollados por la persona en el trabajo grupal y por otro lado, de haber pertenecido, formado parte de equipos/grupos de trabajo distinguidos: ¿cuántas estrellas tienes por relacionarte de manera empática, colaborativa, creativa y proactiva? ¿Haz participado en grupos de trabajo con alguna de estas distinciones?
Gabriela Garcés, Agosto, 2018.
* Esta tension se vincula no sólo con la neoliberalización de estos espacios de trabajo, sino que de la vida interna misma, pero en esta oportunidad no ahondaré en ese aspecto más filosófico,
domingo, 29 de julio de 2018
La vida en flujo
La vida es un fluir de subjetividades, de deseos, de sanaciones, de errores, emociones y encuentros. ¿Qué es lograr una meta?, sólo es proyectar un camino, es encontrarse consigo mismo, es abrir un espacio para la existencia en sincronía con una historia, con una biografía, es darle sentido a la experiencia. Un logro es un tramo del camino, el interludio para la sanación profunda de una herida. Por eso no es un premio, ni una ganancia anclada a un ego, ni puede significar alcanzar un lugar o un espacio protegido y estático, sino es ahondar en el conocimiento de sí mismo, es tomar seguridad sobre los pasos y abrir nuevas preguntas, finalmente es tener más seguridad de querer responder esas preguntas.
sábado, 26 de mayo de 2018
Sobre transición paradigmática
"Cómo se puede seguir viendo al mundo como algo real, si el yo que establece que es real, es intangible". (Frase recogida del documental ¿Y tú qué sabes?)
Desde qué paradigma observamos el mundo, es que aún somos reflejo cognitivo de la física mecanicista, cuyas verdades prevalecieron por tres siglos en nuestra humanidad. Aún observamos, seleccionamos y construimos el mundo bajo sus dictámenes de lo tangible, lo regular, estable y externo a nuestra experiencia?
Y si tal vez lo comenzamos a observar de manera cuántica, qué significa observar el mundo desde este nuevo paradigma?. Estaremos aún en la transición de miradas, aprendiendo un nuevo lenguaje, una nueva cognición?
O tal vez ya estamos cambiando de visor y si es así, ¿qué es lo transformado?, cómo es esta nueva representación del mundo?, qué dimensiones han aparecido en nuestra nueva realidad?
INTUICIÓN, EXPERIENCIA, EMPATÍA, CONEXIÓN, CUERPO Y EMOCIÓN.
El universo físico se vuelve pequeño, intrascendente.
La mecánica cuántica abre nuevos horizontes y dimensiones de lo real, pero la ciencia puede que haya dejado de ser el motor paradigmático y constructor de realidades. Hoy por hoy, en la posmodernidad la economía construye las nuevas miradas del mundo...
La ciencia al servicio de la ambición y del interés individual nos ha llevado a este callejón sin salida, pero la naturaleza de lo real no es su patrimonio exclusivo.
Otras culturas y otras ciencias han revelado las mismas intuiciones
¿Por qué la tecnología no se pone al servicio de lo auténtico?¿podrá sintonizar con una utopía de la hermandad de las especies?
Desde qué paradigma observamos el mundo, es que aún somos reflejo cognitivo de la física mecanicista, cuyas verdades prevalecieron por tres siglos en nuestra humanidad. Aún observamos, seleccionamos y construimos el mundo bajo sus dictámenes de lo tangible, lo regular, estable y externo a nuestra experiencia?
Y si tal vez lo comenzamos a observar de manera cuántica, qué significa observar el mundo desde este nuevo paradigma?. Estaremos aún en la transición de miradas, aprendiendo un nuevo lenguaje, una nueva cognición?
O tal vez ya estamos cambiando de visor y si es así, ¿qué es lo transformado?, cómo es esta nueva representación del mundo?, qué dimensiones han aparecido en nuestra nueva realidad?
INTUICIÓN, EXPERIENCIA, EMPATÍA, CONEXIÓN, CUERPO Y EMOCIÓN.
El universo físico se vuelve pequeño, intrascendente.
La mecánica cuántica abre nuevos horizontes y dimensiones de lo real, pero la ciencia puede que haya dejado de ser el motor paradigmático y constructor de realidades. Hoy por hoy, en la posmodernidad la economía construye las nuevas miradas del mundo...
La ciencia al servicio de la ambición y del interés individual nos ha llevado a este callejón sin salida, pero la naturaleza de lo real no es su patrimonio exclusivo.
Otras culturas y otras ciencias han revelado las mismas intuiciones
¿Por qué la tecnología no se pone al servicio de lo auténtico?¿podrá sintonizar con una utopía de la hermandad de las especies?
martes, 13 de febrero de 2018
Mundos Aparte - Simplificación de la Vida y Conciencia de proceso
El mundo se ha vuelto muy complejo para comprenderlo a partir de la simple experiencia vivida, que a su vez se basa y origina en la complejidad del mundo post /transmoderno. Experiencia que justamente ha sido simplificada, revestida de comodidad y entretenida con luces voladoras de vitrinas y melodías de consumo, rutinas, espectáculos, viajes y medios de pago. Estas experiencias constituyen formas de vida clausuradas, artificialmente apartadas de su matriz; así como los llamativos colores, formas y diseños de los tejidos de indochina difícilmente por sí mismos reflejan la realidad de precariedad y explotación infantil que les da origen, es impensable que el estilo de vida prototípico de nuestra sociedad en todas sus variantes, refleje o recuerde dinámicas de desigualdad y violencia estructural.
El fin justifica los medios para el pensamiento renacentista y liberal del siglo XVI, en tiempos en que el capitalismo se consolidaba sobre la conformación de los Estados Nacionales en Europa, el fin era el poder que se ejercía sobre un territorio haciendo posible la competición y primacía de un Estado por sobre otros, brindando un bienestar a quienes habitaban dentro de esa jurisdicción, es decir, el fin se asociaba con el interés y bienestar de alguna población asociada a alguna identidad nacional-territorial (por reducida que esta fuera). Esta premisa extrapolada a nuestra época adquiere un matiz diferente, una vez expandido el mercado y consolidado en el sistema-mundo, el fin justifica los medios para el interés y/o bienestar de alguna población esta vez anónima y de base no territorial, beneficiarios que viven los privilegios, en su mayor parte heredados de forma transgeneracional, mientras la otra población conformaría los medios justificantes, distribuidos en un espectro de niveles con mecanismos de conformidad ad hoc.
El bienestar como concepto acuñado en el marco de un proyecto político de connotación colectiva, en la actualidad se diluye al desprenderse de estas asunciones y pasa a conformar un valor de naturaleza individual, el interés individual entonces, reclama y adquiere pretensión de validez, de legítima razón, de justificación de medios.
La simplificación de la vida, como mecanismo de conformidad ad hoc, es decir, como recurso funcional a ciertos fines en que las tecnologías tienen un papel fundante, requiere de los sujetos y colectivos obediencia, conformidad y censura. Por obediencia se entiende el acatamiento de un límite auto-impuesto que toma la forma de desinterés por comprender (la panorámica completa) y de conformidad con la forma de vida y (parcela de) realidad vivida. En esta censura hay un ejercicio de negación, de lobotomía autoinflingida o de esclavitud autoinducida, en la línea de lo planteado por Byung- Chul Han, que primero se desentiende y luego anula la conciencia de proceso, de la matriz de origen de las formas de vida y de la experiencia vivida.
Lo anterior en buena medida es observable en el hecho de que la comprensión de la complejidad del mundo actual no es puesta a disposición de todas las personas por igual: Si una buena parte de los sistemas educacionales, donde se selecciona lo considerado relevante a ser traspasado a las generaciones siguientes, no brindan las herramientas necesarias para comprender desde una perspectiva histórica-procesual e integrada la complejidad de la experiencia de vida en un entorno social, económico, medioambiental, tecnológico, es porque ese desconocimiento es necesario para el funcionamiento del sistema-mundo y su distribución de poder. Este análisis está lejos de ser novedoso, pero en sus efectos resulta interesante observar cómo estas lógicas de encubrimiento y censura, capturadas y moduladas por el sentido común, dan cuerpo y performan acciones e interacciones cotidianas; en la modalidad de prejuicio, estigma, apatía y discriminación que lubrican los mecanismos y engranajes de la diferenciación social.
En primer lugar, es posible observar la naturalización de un sustrato ético-moral enraizado a esta lógica de simplificación y practicidad, por ejemplo la tendencia de asociar lo bueno, óptimo o deseable con la capacidad de poder adquisitivo de personas y grupos sociales de pertenencia, omitiendo una serie de dinámicas socio-históricas, es una operación que el sentido común realiza de forma casi automática, instantánea. Así como la mujer aprende a jugar las cartas del patriarcado y hace uso de esas reglas para sus intereses individuales, así como resulta más fácil mirar con desconfianza la inmigración internacional. Estas operaciones simplificadoras posicionan a los sujetos, en la mayoría de los casos ficticiamente del lado del poder y de los fines del sistema. Es una fórmula más fácil, evasiva, apegada a la sonrisa y al goce. La conciencia práctica que se adapta y lubrica a las condiciones estructurales, se sobrepone al cuestionamiento ético, desplazando a la compasión, empatía por la funcionalidad.
Para los sujetos simplificados y simplificadores, la acción de contrapartida es percibida como conflictividad, amargura e incluso mal gusto. Adoptando un juicio moral desprendido de su procedencia socio-histórica y económica, como señala Irene Nemirovsky, en su novela El Maestro de Almas, donde un inmigrante griego de ascendencia árabe, describe su asombro al conocer a una mujer francesa de la alta burguesía: la diferencia (entre ella y tu), se reduce sólo a que ella pertenece a una raza que durante siglos ha sido preservada del hambre, que no ha tenido que ingeniárselas para comer, como nuestros padres y nosotros, y que puede permitirse el lujo del desinterés y el honor, a diferencia nuestra. (...) Yo nunca había visto eso. Un ser humano sin vanidad, sin egoísmo ni avaricia, para quien el dinero y los bienes de este mundo no significan nada. [op.cit, 2017:77).
La conciencia acritica eventualmente puede confundirse con una estética y valoración propia de la clase dominante, las filosofías zen y orientales podrían eventualmente y de forma superficial, servir de ideología/filosofía de vida para esta simplificación de la vida.
La elegancia en evitar el conflicto es puesta en tensión con la vivencia misma en la sociedad latinoamericana.
Existen entonces síntomas generales de adecuación y divergencia ante la simplificación y clausura de origen: La vivencia politizada de América Latina y nuestras sociedades en vías al desarrollo,mediante propuestas de transmodernidad, epistemologías del sur que incorporan la comprensión de procesos históricos en desarrollo que son actualizados de forma cotidiana en las situaciones y escenarios socioculturales de interacción y socialización.
El fin justifica los medios para el pensamiento renacentista y liberal del siglo XVI, en tiempos en que el capitalismo se consolidaba sobre la conformación de los Estados Nacionales en Europa, el fin era el poder que se ejercía sobre un territorio haciendo posible la competición y primacía de un Estado por sobre otros, brindando un bienestar a quienes habitaban dentro de esa jurisdicción, es decir, el fin se asociaba con el interés y bienestar de alguna población asociada a alguna identidad nacional-territorial (por reducida que esta fuera). Esta premisa extrapolada a nuestra época adquiere un matiz diferente, una vez expandido el mercado y consolidado en el sistema-mundo, el fin justifica los medios para el interés y/o bienestar de alguna población esta vez anónima y de base no territorial, beneficiarios que viven los privilegios, en su mayor parte heredados de forma transgeneracional, mientras la otra población conformaría los medios justificantes, distribuidos en un espectro de niveles con mecanismos de conformidad ad hoc.
El bienestar como concepto acuñado en el marco de un proyecto político de connotación colectiva, en la actualidad se diluye al desprenderse de estas asunciones y pasa a conformar un valor de naturaleza individual, el interés individual entonces, reclama y adquiere pretensión de validez, de legítima razón, de justificación de medios.
La simplificación de la vida, como mecanismo de conformidad ad hoc, es decir, como recurso funcional a ciertos fines en que las tecnologías tienen un papel fundante, requiere de los sujetos y colectivos obediencia, conformidad y censura. Por obediencia se entiende el acatamiento de un límite auto-impuesto que toma la forma de desinterés por comprender (la panorámica completa) y de conformidad con la forma de vida y (parcela de) realidad vivida. En esta censura hay un ejercicio de negación, de lobotomía autoinflingida o de esclavitud autoinducida, en la línea de lo planteado por Byung- Chul Han, que primero se desentiende y luego anula la conciencia de proceso, de la matriz de origen de las formas de vida y de la experiencia vivida.
Lo anterior en buena medida es observable en el hecho de que la comprensión de la complejidad del mundo actual no es puesta a disposición de todas las personas por igual: Si una buena parte de los sistemas educacionales, donde se selecciona lo considerado relevante a ser traspasado a las generaciones siguientes, no brindan las herramientas necesarias para comprender desde una perspectiva histórica-procesual e integrada la complejidad de la experiencia de vida en un entorno social, económico, medioambiental, tecnológico, es porque ese desconocimiento es necesario para el funcionamiento del sistema-mundo y su distribución de poder. Este análisis está lejos de ser novedoso, pero en sus efectos resulta interesante observar cómo estas lógicas de encubrimiento y censura, capturadas y moduladas por el sentido común, dan cuerpo y performan acciones e interacciones cotidianas; en la modalidad de prejuicio, estigma, apatía y discriminación que lubrican los mecanismos y engranajes de la diferenciación social.
En primer lugar, es posible observar la naturalización de un sustrato ético-moral enraizado a esta lógica de simplificación y practicidad, por ejemplo la tendencia de asociar lo bueno, óptimo o deseable con la capacidad de poder adquisitivo de personas y grupos sociales de pertenencia, omitiendo una serie de dinámicas socio-históricas, es una operación que el sentido común realiza de forma casi automática, instantánea. Así como la mujer aprende a jugar las cartas del patriarcado y hace uso de esas reglas para sus intereses individuales, así como resulta más fácil mirar con desconfianza la inmigración internacional. Estas operaciones simplificadoras posicionan a los sujetos, en la mayoría de los casos ficticiamente del lado del poder y de los fines del sistema. Es una fórmula más fácil, evasiva, apegada a la sonrisa y al goce. La conciencia práctica que se adapta y lubrica a las condiciones estructurales, se sobrepone al cuestionamiento ético, desplazando a la compasión, empatía por la funcionalidad.
Para los sujetos simplificados y simplificadores, la acción de contrapartida es percibida como conflictividad, amargura e incluso mal gusto. Adoptando un juicio moral desprendido de su procedencia socio-histórica y económica, como señala Irene Nemirovsky, en su novela El Maestro de Almas, donde un inmigrante griego de ascendencia árabe, describe su asombro al conocer a una mujer francesa de la alta burguesía: la diferencia (entre ella y tu), se reduce sólo a que ella pertenece a una raza que durante siglos ha sido preservada del hambre, que no ha tenido que ingeniárselas para comer, como nuestros padres y nosotros, y que puede permitirse el lujo del desinterés y el honor, a diferencia nuestra. (...) Yo nunca había visto eso. Un ser humano sin vanidad, sin egoísmo ni avaricia, para quien el dinero y los bienes de este mundo no significan nada. [op.cit, 2017:77).
La conciencia acritica eventualmente puede confundirse con una estética y valoración propia de la clase dominante, las filosofías zen y orientales podrían eventualmente y de forma superficial, servir de ideología/filosofía de vida para esta simplificación de la vida.
La elegancia en evitar el conflicto es puesta en tensión con la vivencia misma en la sociedad latinoamericana.
Existen entonces síntomas generales de adecuación y divergencia ante la simplificación y clausura de origen: La vivencia politizada de América Latina y nuestras sociedades en vías al desarrollo,mediante propuestas de transmodernidad, epistemologías del sur que incorporan la comprensión de procesos históricos en desarrollo que son actualizados de forma cotidiana en las situaciones y escenarios socioculturales de interacción y socialización.
sábado, 10 de febrero de 2018
Soledad 2.0
Soledad 2.0
Ser y no ser en la
plataforma del ego.
En la superficie
auténtica
de cosmética
profundidad.
Ser comunicante
y dependiente adaptada
de la aprobación
mecanizada
de íconos manuales:
me gusta, no me
gusta,
me asombra, me
encanta.
Ser no comunicante,
sin representación
y existencia
en el espacio donde
todo y nada ocurre.
Pero la soledad a
veces pesa,
y perfora agujeros
en honduras de
carne y de recuerdo.
Ya he destruido
marionetas,
mi ego derrotado
No
encontró un lugar entre esas máscaras.
Recuerdo
haber elegido una policromada
De
tonos luminosos y viajes turquesas,
Pero
no pude sostenerla entre las sombras de mi quietud.
Recuerdo
que elegí una insurrecta
De
consignas, ironías y subversiones
Y
tuve que esconderla,
porque
una táctica
es
necesaria al alma iconoclasta,
las
sombras cobijan a su cuerpo
para
que a su espíritu la luz.
Recuerdo
que elegí una intelectiva
de tonos oscuros y arrugado ceño
Y
la vida me la devolvió rayada
diciendo
que le mentía.
Pensé
en una nueva
Que
de todas aquellas se compusiera
Forcé
las piezas
Intenté
encajarlas y no hubo máscaras,
Fue
una extraña ecuación.
Heme
aquí aun buscando presencias.
Gabriela
Garcés, 2017
Poemario antiguo y pensamientos variados
Siempre he necesitado
la soledad y un cadáver cercano que recuerde mi condición de ser-vivo-viviente.
Amo la belleza de las
flores marchitas y las polillas muertas
que exponen la realidad
de polvo…
Que se esparce en mi mundo habitación.
2005
Piel de oveja
Debiste haber nacido
en otro tiempo, piel de oveja,
de conflictos,
guerras, revoluciones
Y no de ésta
paz de cementerio
Que tiñe todo de
ceniza.
Debiste haber
nacido en otro espacio, piel de oveja,
tierras hostiles, mares agitados
Praderas encendidas de
rosas negras y rojas
paisaje trizado en que
las nubes se estrellan,
los árboles se arañan,
y las olas se quiebran
Debiste haber nacido del
otro sexo, piel de oveja,
Y escapar de esas
contracciones,
De esa cárcel que te aprieta
De ese llanto que te
nombra
Debiste haber
llorado, piel de oveja,
Cuando nadie resistió tus guerras
Sin embargo ríes y miras
con expresión de indiferencia
Si, el conflicto es tu
motor
Piel de oveja,
y te has
vestido de seda y algodones
Solo para no caer tan
fuerte en el muro de los días.
2005
viernes, 9 de febrero de 2018
Decálogo para Visitar un Bosque
DECÁLOGO PARA VISITAR UN BOSQUE
Antes de
ingresar por el sendero y de avanzar sobre esforzadas raíces y bajo cándidas
copas, detente un momento para preparar
tu mente y sentidos a una experiencia
diferente.
Piensa que
el bosque en su estar quieto y prolongado existe, y en un generoso esfuerzo
de ser conocido por otros seres y especies reside una gran riqueza. Es
entonces misión del visitante lograr comprender y descifrar el secreto que atesora en su interior. A continuación les dejo algunas pistas que pueden ayudar:
1.- Piensa y siente que estás en un espacio de tiempo,
historia y memoria, donde diversas
especies mutuamente implicadas y adaptadas, han desarrollado y compartido sus trayectorias
de vida. Considera entonces que estas ingresando en una gran vivienda, una
comunidad que ha trascendido y persistido en distintos tiempos.
2.- Haz de cuenta que te presentas frente a un consejo de
ancianos, cortezas robustas de formas
sinuosas, con barbas solemnes y ramajes que en su culto y búsqueda solar han desplegado su habilidad de altura. Sus formas de vida han tejido equilibrios dinámicos
y sutiles con otros seres.
3.- Considera que allí también habita la infancia del bosque,
semillas en pronta germinación, germinadas y almácigos que afloran tímidos entre la alfombra de hojas multicolores. También habitan microorganismos,
insectos, aves y mamíferos, todos en comunidad han devenido en ronda evolutiva y han configurado
ese paisaje que ahora observas.
4.- Entonces, resulta necesario que te solicites un permiso
interno de vaciamiento y de no invasión. El bosque es un lugar de exploración
sensorial auténtica. Por respeto a esa comunidad y por respeto a ti mismo:
5.-Al ingresar inspira profundo, siente los aromas del lugar
y llena tus pulmones de este nuevo aire.
Al caminar busca el ritmo de tu respiración y que tus pasos sigan ese compás.
6.- Debes buscar el silencio, primero oír tus pisadas, el
sonido de las hojas, continúa buscando el silencio y oirás el cantar de aves, de
insectos, el crujido y roce de los ramajes al viento.
7.- Debes liberar, sentir tus manos y palpar la rugosidad de los troncos y cortezas, la
textura suave de las hojas, la ternura
de los musgos, leer con tus dedos la creatividad añosa que han legado los antiguos.
8.- Limpia tu mirada
distinguiendo la gama de colores verdes, amarillos, rojos y marrones que
el paisaje próximo te ofrece, percibe el juego de la luz entre la fronda, las
arquitecturas que forman musgos, helechos y arañas en la tierra, en los troncos
y en la roca.
9.- Si encuentras un curso de agua, siente su frescor en tu
rostro y manos. Continúa tu camino silencioso y de contemplación, tu mente
estará más receptiva y a la vez despejada de las distorsiones y negatividades
propias de la vida urbana en una sociedad competitiva y de consumo.
10.- De pronto ingresarás en un nuevo estado de conciencia, pensarás en cuestiones fundamentales acerca de ti mismo, de tu vida y de nuestra
existencia. En este punto habrás descifrado el secreto tesoro del bosque.
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Me han comentado que dejara un rato las reflexiones, que ampliara el espacio literario (como si crear un cuento fuese tan fàcil) pero bueno...